v
P. Procopio Aragón Osorio
v
P. Javier Mario Sosa Onofre (+)v P. Esteban Andrade (+)
v P. Juan de Jesús Ortiz
v P. Hilario Reyes Vargas
La
parroquia de San Isidro Tehuitzingo tiene un periodo de 18 años de vida
pastoral, tiempo en el que se ha ido
estructurando una evangelización que esté insertada en el proceso de la
diócesis y del decanato No. IV.
(Alrededores
de Madrid, hacia 1080 - Madrid, 1130) Aunque no se tienen demasiados datos
biográficos sobre el santo, parece ser que vino al mundo en el seno de una
familia humildísima, poco antes de la reconquista de Madrid, en una casa
situada donde en la actualidad se halla la calle de las Aguas. Quedó huérfano
muy pronto, así que el joven Isidro se buscó el sustento con trabajos como el
de pocero hasta que finalmente se empleó como labrador.
Cuando
Alí, rey de Marruecos, atacó Madrid en 1110, Isidro hizo como muchos otros y se
trasladó a Torrelaguna, donde continuó con el mismo género de vida, dedicada al
trabajo y a la oración, que había llevado hasta el momento. Fue precisamente en
la parroquia de esta localidad donde contrajo matrimonio con una joven llamada
María, natural de Uceda, cuya dote matrimonial fue una heredad en su pueblo
natal, lo que fue causa de que los esposos se establecieran allí para trabajar
las tierras por cuenta propia.
En
1119, Isidro volvió de nuevo a Madrid, y entró a trabajar como jornalero
agricultor al servicio de un tal Juan de Vargas. Estableció su morada junto a
la iglesia de san Andrés, donde oía la misa del alba todas las mañanas y,
luego, atravesaba el puente de Segovia para disponerse al duro trabajo de
roturar la tierra con el arado. Se dice de él que daba cuanto tenía a los indigentes
y aún a las palomas hambrientas cedía las migajas de pan de las que se
alimentaba.
Cuando
Alfonso VIII vino a Madrid tras haber derrotado al moro en las Navas de Tolosa,
ordenó que el cuerpo fuera colocado en un arca bellamente policromada con
escenas de la vida de Isidro. La beatificación, pronunciada por Paulo V el 14
de junio de 1619, a instancias de Felipe III, fue un acontecimiento de largo
tiempo esperado por el pueblo madrileño.
El 19
de junio de 1622, Isidro, que en la memoria del pueblo ya era santo, fue
canonizado por el papa Gregorio XV, junto a santa Teresa, san Ignacio de
Loyola, san Francisco Javier y san Felipe Neri. En 1657 el arquitecto fray
Diego de Madrid comenzó a levantar la capilla de san Isidro, destinada a
contener la urna del santo, cuyo traslado se produjo definitivamente en 1669.
El 4 de febrero de 1789, Carlos III ordenó que la urna fuera instalada en el
antiguo Colegio Imperial, que pasó a llamarse entonces Iglesia Real de San
Isidro, y que luego sería la catedral de Madrid.
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